Pages

Sunday, November 30, 2014

Reflexiones praxeológicas III: La falacia del proteccionismo

En un artículo previo, Reflexiones praxeológicas II: Krugman y las falacias keynesianas, dejé en evidencia la falacia de origen keynesiano, irracionalmente defendida por Paul Krugman, que afirma que la destrucción de riqueza genera prosperidad. La idea básica fue demostrar que la economía se activa frente a un desastre natural, simplemente porque la gente tiene que trabajar extra para recuperar lo perdido. En la mentalidad keynesiana, sin embargo, esto aparece como prosperidad puesto que la economía se activa y hay más trabajo. Pero la realidad es que eso sucede porque la gente está peor, no mejor, puesto que luego del desastre, tiene menos, no más. Y tener que trabajar para recuperar lo perdido no es precisamente algo bueno. Es todo lo contrario: aumento del costo de vida. Pensemos el caso extremo de destruir todo lo que tenemos y volver a empezar desde la edad de piedra. Y voilá! prosperidad infinita instantánea. De acuerdo a los criterios keynesianos, y al del premio nóbel de Krugman, estaríamos muchísimo mejor en la edad de piedra que en la época actual.

Con el problema del proteccionismo, sucede exactamente lo mismo. El razonamiento básico en favor del proteccionismo es que genera trabajo nacional: mejor hacerlo nosotros que comprarlo hecho afuera. Falacia total. Que ya queda en evidencia desde el momento en que razonamos que, si el proteccionismo genera trabajo, entonces por qué no imponer trabas aduaneras entre los diferentes estados, provincias o departamentos de un país? Por qué no imponer trabas aduaneras entre las distintas ciudades de un país, o los distintos barrios de una ciudad, o directamente, prohibir el comercio de manera que dar mucho trabajo a cada familia, que así quedarían con empleo pleno? Cuando nos hacemos esa pregunta, ya aunque no es suficiente para explicar el problema, el proteccionismo ya deja de parecer una buena idea.

Supongamos que un buen día, con el criterio proteccionista, se prohibe totalmente el comercio, y todas las familias tienen que producir todo lo que necesitan por sí mismos. Cada familia va a tener muchísimo trabajo para sobrevivir y producir todo lo que necesita. Y como lo más básico que necesita es comida, ropa, un hogar, educar a los hijos para ser capaces de colaborar en la economía familiar, etc. La familia va a pasar todo el día trabajando en eso, sin apenas recursos para hacer nada más. No va a ser capaz de producir absolutamente nada de lo que la vida moderna provee. Volveríamos a la economía de subsistencia de las primeras etapas de la historia de la humanidad. Evidentemente, se generó muchísimo trabajo. Para el criterio proteccionista, esto es prosperidad. Y estaríamos mucho mejor en esas condiciones que en las actuales. Absurdo, no?

Observemos otro fenómeno: si busca tener algo 'lujoso' que implique quitar tiempo en la producción de lo necesario para sobrevivir, tendrá que producir un excedente de lo básico (un ahorro), para luego durante algún período no tener que dedicarse a eso y en cambio poder dedicarle a producir esos elementos más lujosos, de los cuales no depende la supervivencia, pero mejoran la calidad de vida. Con esta práctica ha nacido el concepto de capital: acumulación de riquezas de tiempo de producción relativamente inferior y/o más necesario, para poder producir riquezas de tiempo de producción relativamente superior y/o menos necesarios. Pero la capacidad de ahorro en el escenario en cuestión es tan limitada que la capacidad de crecimiento económico (entendido como la capacidad de mejorar constantemente el nivel de vida) también es extremadamente limitada.

En resumen, bajo las condiciones referidas, tenemos el mismo o mucho más trabajo del que tenemos hoy, pero para lograr miles de veces menos: una economía de subsistencia. De acuerdo al criterio proteccionista, sin embargo, como hay más trabajo para hacer, hay más prosperidad.

Ahora supongamos que en una sociedad tal se abren las fronteras familiares y se permite el comercio dentro de cada ciudad. Vamos a estar en mejores condiciones que en el primer caso, evidentemente, porque va a ser posible una diversidad mayor de actividades, van a aparecer actividades nuevas que antes eran imposibles, dado que ahora mucha gente en lugar de tener que fabricar comida para subsistir, puede dedicarse a muchas otras tareas manuales, vender lo que hace, y con lo que gana, comprarle comida a los que producen comida. Y viceversa, los que producen comida, podrán comprar bienes más elaborados y de necesidad menos inmediata a los primeros. También es claro que es posible ahorrar más, y por lo tanto capitalizarse más, y la capacidad productiva puede aumentar más rápido, ya que se puede utilizar más tiempo en producir medios y bienes más elaborados. Nuestra economía sería parecida a la economía feudal. Mucho trabajo, pero aún viviriamos en lo que hoy consideraríamos miseria, con aún escasa capacidad de aumento del nivel de vida.

Aquí ya debería ser evidente el punto. A mayor población comerciando en condiciones de libre mercado, mayor capacidad productiva, mayor diversificación económica, mayor capitalización, mayor velocidad de crecimiento del nivel de vida.

Entonces, ¿por qué se tiende tanto a rechazar el libre comercio entre diversos países? Simplemente porque sólo se ve una parte del asunto: si en lugar de comprar X lo producimos, entonces vamos a generar trabajo local. Falso. En realidad, lo único que vamos a lograr es generar trabajo local para producir X, o sea, para beneficiar exclusivamente a los productores locales de X. Lo que no se ve es lo que se deja de producir localmente para producir X. Lo que no se ve es que esos mismos productores pueden perfectamente producir otra cosa. Lo que no se ve es que el trabajo extra generado por el proteccionismo no es un beneficio, sino un costo. Lo que no se ve es que por producir X más caro en lugar de comprarlo, la sociedad tiene menos capacidad de diversificación, menos capacidad productiva, menor capacidad de capitalización, menos velocidad del crecimiento del nivel de vida, obligando a producir más básico y menos elaborado. Todo cuesta más caro. Y que cueste más caro no es un beneficio, es un costo. Para toda la sociedad. ¿Con qué propósito? Tan solo para que los productores de X puedan seguir produciendo X. Para no adaptarse a los cambios, simplemente toman como rehén al resto de la población. Todos haciendo lo mismo en las diversas áreas de la economía, y obtenemos un país de escasa diversificación, productividad, competitividad y prosperidad.

Es que la falacia ya debería ser obvia desde el momento en que países más grandes, mucho mas grandes, que los países pequeños, tienen niveles de desempleo similares a estos últimos. Si el criterio proteccionista fuera cierto, a mayor población libremente comerciando, mayor desempleo habría, y los gobiernos se verían obligados a imponer trabas aduaneras dentro de sus países. Sin embargo, la realidad es muy diferente: a mayor cantidad de población libremente comerciando, invirtiendo, produciendo, ahorrando, capitalizando, más diversificación, mayor productividad, mayor capitalización, mayor ahorro, más prosperidad.

No comments:

Post a Comment